miércoles, 20 de enero de 2010

INTRODUCCION A LOS ESCRITOS EVANGELICOS

Toda experiencia religiosa con proyección de futuro se afana por verter en escritos concretos sus principales convicciones doctrinales. Solo así se enfrentarían con éxito las manipulaciones heterodoxias que con el tiempo nunca dejan de aflorar, y el cristianismo no podía ser una excepción, y tal honor incumbió a la segunda generación de cristianos.
Entonces aquí nos encontramos con un dilema pues todo origen tiende a ser oscuro. Y para comprender el origen de los evangelios es necesario sumergirse en sus raíces, ósea en el Kerigma = proclamación, reto que los teólogos reformados llevan medio siglo investigando.

LECCION I “KERIGMA Y FORMAS PREEVANGELICAS”.


Fe de la comunidad primitiva.

El Pentecostés fue una experiencia excepcional, un impulso externo que utiliza la interioridad de los participantes, a ese impulso externo los primeros cristianos le llamaron (pneuma = espíritu), y este espíritu cimentó en ellos una proclama resurreccionista.
Así es como estos primeros creyentes forjaron esta fe resurrecionista, en esta tenían la certeza no sensorial, sino vivencial de que Jesús seguía presente hasta el punto de penetrarlos con su pneuma vital.
Esta experiencia Pentecostal tuvo como expresión la proclama del Kerigma.

LA PROMULGACION KERIGMATICA.

Kerigma es sinónimo de anuncio o proclamación con el que quire significarse la oferta de los primeros cristianos a partir de la experiencia Pentecostal.
Pero, ¿que ofertaban en realidad? , se intuye que en su mayoría eran analfabetos, por lo tanto mal podían transmitir doctrinas sólidas y coherentes, lo que si podían ofrecer en cambio era su vivencia compartida.
La proclamación kerigmatica, aunque fraguada en el deslizante plano de la fe arrancaba de un evento concreto-real-histórico: “la resurrección de Jesús”, sin ella carecería de sentido la experiencia cristiana. (1Cor 15,14-17).
En un comienzo todo cristiano podía seguir practicando la religión Judía, pero para ser cristiano la fe debía venir marcada por la aceptación del kerigma.

LA INSTRUCCIÓN CATEQUETICA (DIDACHE).

Iba dirigida a cuantos ya habían recibido la promulgación kerigmatica y su intención inicial marcada por la resurrección, era instruir al neófito en las implicaciones de su cambio de vida y dar un cabal conocimiento de la vida y obra de Jesús.
Para dar esta enseñanza se acudían a métodos propios de la época, sobretodos los métodos rabinicos. (Ej.: los escritos de Pablo).
Tal instrucción aviva el conocimiento del Jesús resucitado y la nueva experiencia creyente, pero se cree que durante mucho tiempo los nuevos creyentes no tuvieron conciencia de avivar una nueva religión, al contrario, se sentían integrados al Judaísmo de tipo mesiánico obsesionado por la pronta instauración del reino, reino que según el cristianismo se había puesto en marcha con la resurrección de Jesús.
Tal convicción se gano la antipatía del Judaísmo oficial, su recelo acaba en la persecución de los nuevos creyentes y estos solo tuvieron dos opciones: a) dejarse absorber, b) apostar por la ruptura, y esa fue la posición de los primeros creyentes, y al adoptar esta posición la nueva comunidad se vio en la necesidad de formar un corpus doctrinal propio que los identificasen.

DE LA FE VIVIDA A LA FE CONSIGNADA.

Aquí se van perpetuando formulaciones de tipo didáctico bautismal, resurrecionistas, teológicas, etc., (Ej.: 1Cor 15,3-7), esta pericona prepaulina recoge la medula misma de la proclamación kerigmatica que gravita en torno al tándem esencial “muerte-resurrección de Jesús”.
También otras formas preliterarias como las siguientes:

FORMAS PRELITERARIAS

La producción escrita del cristianismo primitivo tuvo su configuración Literaria fundamentalmente en cuatro géneros: las cartas, el Apocalipsis, los evangelios y los hechos de los apóstoles. Pero ya antes De estos documentos existía una abundante tradición cristiana, que Surgió de determinadas necesidades de la comunidad. Esta tradición Se acuñó en formas fijas en la transmisión oral de piezas particulares,
Fue asumida en gran parte en la literatura cristiana primitiva y se nos Ha conservado así. A estos fragmentos fijos de la tradición los llamamos «Formas preliterarias». Así, por ejemplo, los evangelios sinópticos Están compuestos directamente a base de tales piezas particulares De tipo diverso, firmemente configuradas antes, y el libro de
Los Hechos contienen asimismo una cantidad de narraciones anteriormente Formadas y que fueron asumidas por el autor. Pero también en las cartas y Apocalipsis se encuentra gran cantidad de material previamente Acuñado, no creado por los mismos autores, sino asumido; por Ejemplo, compendios de la fe cristiana, cantos, exhortaciones tradicionales (Parénesis). La reconstrucción metódica de las formas preliterarias es necesaria para explicar la historia interna del cristianismo
más antiguo, de su fe, culto y vida anteriores a la redacción de los escritos cristianos primitivos. Igualmente es importante para una comprensión histórica, literaria y teológica exacta de estos escritos.

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